lunes, 9 de julio de 2012

Crecer...

Fuera de toda variable que cause una depresión rumiante en mi (como es usual), quiero hablar de otra cosa.

Me encontraba estirándome en la silla reclinable en la cuál deposito mi voluminoso cuerpo todos los días, para relajarme un poco cuando de pronto me pegó "Tengo ganas de unas galletas oreo con un vasote de leche", recientemente había visto una foto con precisamente ese deseo. Cabe además decir que las galletas oreo solamente las conocí por televisión, y las comí por primera vez a mis 22 años.

Fuera de esas mimiadeces, lo curioso es eso, los gustos no me han cambiado mucho, he adquirido algunos más, pero no disfruto otra cosa que no sea hacer o degustar lo que cuando niño. Aún me encanta las pizzas, las hamburguesas, una malteada no me caería nada mal, chocolates, dulces, pero ahora en menor cantidad.

Esos son alimentos, me gusta ver todavía dragon ball y sus secuelas, las series que miraba cuando adolescente, relajarme, video juegos, pero no al grado de un friki... y dentro de todo esto me estoy perdiendo la vida.

Pero no me queda mucho por hacer, sino leer, ver series y comer comida chatarra de vez en cuando, pues el trabajo me consume el tiempo, y si seré rico algún día, no tendré la energía para disfrutarlo.

Crecer es extraño, infantilmente extraño.